Cuento: El curandero de la princesa
En un lejano reino existía un joven curandero, que aprendió a sanar a las personas con bebidas hechas a base de plantas. Acudían a él, aquellas personas que no tenían mucho dinero con que pagar y algunos le recompensaban con animales y alimentos.
Sus bebidas funcionaban y a medida que curaba, más gente llegaba a su casa en busca de sus curaciones. Un día un hombre quedó ciego, el estaba trabajando como de costumbre y de repente su visión se nubló y desde aquel momento no volvió a ver. Sus familiares buscaron al joven curandero, enseguida lo revisó y preparó una bebida que debía tomarse por cinco días seguidos. “Al finalizar el tratamiento este hombre debe volver a ver”, dijo a su familia.
Pasaron los días y cuando se tomó el último vaso del brebaje el hombre empezó a ver luces, después personas borrosas y apretó duro los ojos y al abrirlos ya había recuperado la vista. La noticia corrió por todo el reino y llegó hasta el palacio, donde vivían el rey, la reina y su hija; la joven princesa.
La princesa no se encontraba bien de salud, tres médicos habían tratado de mejorar su estado, pero hasta ahora nadie lo había logrado.
Los padres estaban desesperados, no sabían que hacer. En eso llega un amigo de la princesa a visitarla y le dice al rey y la reina, pero ¿ya se enteraron que hay un hombre que sana a las personas con bebidas de plantas?
Los padres de la princesa se sorprendieron y pidieron que lo encontraran. A las pocas horas lo hallaron y lo llevaron al castillo. El rey y la reina, le suplicaron que salvara a su hija y si lo hacía se la entregaban como su esposa.
El joven les dijo que no era necesario, que su único interés era ayudarla a vivir como antes. El joven entra a la habitación, donde la princesa estaba dormida. La revisa y pide que le consigan todos los elementos que necesitaba para preparar una bebida que la joven debe tomarse por dos semanas para mejorar.
Incrédulos, el rey y la reina ordenan conseguir todo lo que pedía el curandero. Después de varias horas la bebida ya estaba lista, la princesa la tomaba de a poco, sin reaccionar. Ya llevaba una semana y nada que abría los ojos. En el castillo había gran expectativa por lo que sucedería.
Hoy ya era el último día del tratamiento, la princesa se tomó el último vaso del brebaje, pero nada que despertaba, todos estaban en la habitación con ella y esperando que despertara se quedaron dormidos. De repente la princesa despertó y con un grito los despertó a todos. El rey y la reina corrieron a abrazarla, ella les preguntó que por qué estaban todos allí, qué había pasado.
Sus padres le explicaron lo acontecido. Llamaron al joven curandero frente a ella para darle las gracias por lo que había hecho con su hija. Pero el chico les dijo: “no quiero la recompensa, me basta con saber que la princesa va a estar bien”, pero la joven le dijo: “en este castillo las promesas se cumplen y así será”. A las pocas semanas se enamoraron, se casaron y vivieron felices para siempre.
FIN.
©Versión de Ross Durango / Lic. en español Y literatura