La capa dorada

Cuento: La capa dorada

Cuento La capa dorada

Juan era un humilde campesino, que vivía en un viejo rancho con su esposa e hijo.  Todos los días madrugaba para trabajar, pues se encargaba de cuidar las vacas en la finca de una familia acaudalada. 

Un día de camino a su trabajo se encontró con un Lobo herido en mitad del bosque, el animal al verlo le pidió ayuda. Con un poco de temor se acercó y miró que su pata derecha sangraba, de inmediato le amarró un pañuelo cerca de la herida, para intentar parar la sangre y le dio de beber el agua que llevaba para él y la mitad de su comida.

Cuando el Lobo terminó de comer y al verlo tan recuperado, el hombre se disponía a seguir su camino al trabajo, sin embargo, el Lobo le dijo: “por tu buen corazón y amor al prójimo te haré un obsequio”. Juan respondió: “No es necesario, lo hice con todo gusto, no pido nada a cambio”.

Pero el Lobo insistió: “Toda buena obra merece su recompensa y tú te la has ganado”.  En verdad no fue nada, cualquiera lo hubiera ayudado como yo lo hice”.  El Lobo puntualizó: No todos se atreven a ayudar a un animal feroz como yo, otros se asustan, pero tú no me dejaste morir”.

Juan le dijo: “en ese caso dale las gracias a Dios, que te puso en mi camino, para poder ayudarte”. No dudo que esto es obra de Dios, porque la herida que me hizo el señor Tigre, fue para matarme, pero

Cuando terminó de hablar, tomó su mochila y sacó una capa dorada, que brillaba más que el propio Sol.  Era una capa hermosa, llena de brillo y color.  El Lobo le dijo a Juan, “este es mi regalo, cuando la tengas puesta serás un hombre poderoso, que todos caerán rendidos a tus pies.  Esta capa te permitirá tener todo lo que necesites, sólo es llevarla puesta y hacer tu petición”, pero le advirtió, “ten cuidado con lo que pides, porque no habrá retorno”. 

Después de negarse a usarla, Juan le recibió la capa al Lobo y se despidieron.  Juan tenía curiosidad de confirmar todo lo que el Lobo le había dicho, se fue a casa y se puso la capa, en una de esas, pidió en voz alta: “Quiero tener tanto dinero que ya no sea necesario matarme trabajando, enseguida tocaron a su puerta, eran unos amigos del Banco, que le traían muchísimo dinero para vivir extremadamente bien.

Él se asombró tanto, que hizo una segunda petición: “Me gustaría tener una camioneta grande, que todos mis vecinos se pregunten ¿y este qué hizo? Llegó su camioneta y otras cosas más que pidió de tipo material. Juan pareciera que hubiese perdido la cabeza, su esposa e hijo dejaron de importarle, a Dios ni lo mencionaba.

Juan vivía de fiesta en fiesta, no había noches que no tomara, se volvió el nuevo mejor amigo de muchas personas, que sólo lo buscaban por lo que les podía dar. Un día Juan llegó a una cantina a beber y pidió cerveza para todos los allí presentes.  De tanto tomar se quedó dormido y robaron su capa, cuando se levantó y no vio la capa, se enloqueció. 

Para Juan lo más importante en ese momento, era recuperar su capa a toda costa y ofreció recompensa para encontrar la capa.  Pero pasaron semanas y nadie obtuvo información al respecto, todos los que intentaron colaborar fallaron.

Con la capa, Juan no sólo se sentía poderoso, se sentía, además, una persona importante para la sociedad. Sin la capa, no era nadie, así lo manifestó.  Ya su esposa e hijo no lo veían mucho, estaba perdiendo lo realmente importante en su vida, lo de mayor valor para él.

Por eso un día se prometió ser nuevamente el padre y esposo ejemplar que siempre había sido.  Atrás dejó la idea de volver a encontrar la capa decidió seguir siendo el mismo Juan, que se pone pantalón corto para ir a trabajar. 

Al olvidarse de la capa, recuperó su vida, su familia y su paz mental.

Moraleja: La ambición puede llevar al límite a las personas y hacerlas perder el norte de sus vidas.  Con este relato, los invitamos a apreciar la vida y las personas amadas.  Para obtener las cosas, debemos esforzarnos en el trabajo y hacer todo bien, hacer la voluntad de Dios y seguir siempre su camino.

Y colorín colorado este cuento ha terminado, cuando nos volvamos a encontrar se los volveré a contar…

FIN

©Versión de Ross Durango / Lic. en español Y literatura

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