Cuento: El Regalo de la Princesa
Había una vez una hermosa princesa que vivía en un castillo. La princesa siempre estaba triste porque no tenía amigos con quien jugar. Un día, un anciano sabio llegó al castillo y le dio a la princesa un regalo especial: una semilla mágica que crecería en un árbol con frutas deliciosas.
La princesa estaba encantada con su regalo y rápidamente plantó la semilla en el jardín del castillo. Cuidó la semilla día y noche y esperó pacientemente a que creciera el árbol. Pero después de varios días, la princesa se desanimó al ver que la semilla aún no había brotado.
Decidió pedir ayuda a los jardineros del castillo, quienes le dijeron que la semilla no crecería si solo esperaba a que brotara, sino que debía regarla, abonarla y protegerla del sol. La princesa hizo lo que le dijeron los jardineros y finalmente, después de varios días, la semilla comenzó a brotar.
Con el tiempo, el árbol creció y produjo frutas deliciosas. La princesa estaba muy feliz y agradecida por su regalo especial. Pero se dio cuenta de que el verdadero regalo era el proceso de cuidar y ver crecer la semilla. Aprendió que la paciencia y la perseverancia son necesarias para obtener algo valioso y que no hay atajos para alcanzar el éxito.
La moraleja de esta historia es que los verdaderos regalos son aquellos que requieren tiempo, esfuerzo y perseverancia. No hay atajos para alcanzar nuestros objetivos y debemos estar dispuestos a trabajar duro y tener paciencia para obtener lo que deseamos.
©Versión de Ross Durango / Lic. en español Y literatura