
Cuento El Monstruo debajo de mi cama
Camilo era un niño muy tranquilo, pero con pocos amigos y bastante tímido para su corta edad, recién había cumplido sus 5 años. A su padre lo trasladaron de ciudad en el trabajo y por eso se iban a vivir a una nueva casa.
Se trataba de una casa abandonada desde hace mucho tiempo. En el pequeño pueblo la llamaban la casa embrujada y no era para menos, ya que estaba ubicada muy cerca al bosque, con rejas altas y su aspecto era muy deteriorado.
Llegó el día de la mudanza. La familia viajaba con la ilusión de una nueva vida. Camilo esperaba llevar una vida tranquila al lado de sus padres y encontrar un buen amigo que lo acompañara en su nueva vida.
Cuando llegaron quedaron atónitos, confirmaron los rumores de la llamada casa embrujada. Los padres miraron la cara de Camilo, pero oh sorpresa fue el más tranquilo de todos.
Ingresaron y el panorama no mejoraba, pero el padre de Camilo tomó la vocería y dijo «Sé que no era lo que esperaban, pero con unos arreglos, rápido la convertiremos en la mejor casa del vecindario» extendió su mano al frente y su madre colocó la suya arriba y Camilo selló la alianza.
Camilo escogió la mejor habitación, tenía vista al campo, donde podía apreciar los mejores amaneceres. Los primeros días transcurrieron normales, Camilo poco a poco se iba adaptando a su nueva vida.
Una noche cuando se disponía a dormir, su mamá le leyó el cuento como de costumbre, pero no podía conciliar el sueño. Su madre le deseó buenas noches y le apagó la luz. Camilo seguía despierto, no tenía sueño. La oscuridad le daba un poco de temor, pero lo que más miedo le causó fue el ruido que venía de abajo de su cama.
Muy despacio se tiró al suelo y levantó la sábana para mirar lo que estaba debajo de su cama y se encontró con una criatura llena de pelos y ojos grandes. Se asustó y volvió nuevamente a la cama.
La criatura le saltó encima y lo miró con ojos tiernos. Era un animal extraño, pero no le daba miedo, al contrario, cuando lo empezó a observar mejor, le dieron ganas de acariciarlo y así lo hizo. Camilo le preguntó » ¿Cómo te llamas? él no contestó, era lógico no hablaba, enseguida el niño le puso Monstruo y así se quedó.
Pero pasaba algo, Monstruo sólo aparecía a la hora de dormir, en el día no estaba.
Desde aquella noche se volvieron inseparables, era el secreto entre los dos. Se hicieron los mejores amigos y todas las noches jugaban y después de tanta diversión se quedaban dormidos. De esta manera Camilo dejó de andar sólo en la vida, ya tenía un amigo y lo encontró en la casa embrujada.
Y colorín colorado este cuento ha terminado, cuando nos volvamos a encontrar se los volveré a contar…
FIN
©Versión de Ross Durango / Lic. en español Y literatura
