Es un cuento infantil escrito por Hans Christian Andersen que ejemplifica la discriminación y la exclusión por ser distinto.
Puedes enseñar a tus hijos importantes lecciones de vida contándoles el cuento del Patito Feo, escrito por Hans Christian Andersen. La lección es que debemos respetarnos unos a otros y reconocer que todos somos individuos únicos. Ser diferente no debería ser vergonzoso. El patito feo enseña a los jóvenes a tolerar las diferencias de los demás.
El patito feo

Uno a uno, los huevos de la madre pato se rompieron una mañana de verano. Los patitos salieron poco a poco, deleitando a sus padres y a los invitados. Tan emocionados que apenas se dieron cuenta de que el huevo más grande seguía sin romperse.
Incluso los patitos esperaron a que el huevo rompiera. Minutos después, el huevo se movió. El pico, el torso y las patas del pato no tardaron en aparecer. Era el más grande e insólito del grupo. Todos le llamaban el Patito Feo porque era extraño.
Mamá Pato, apenada por su patito feo, lo alejó con su ala y se concentró en los demás. El patito feo se dio cuenta de que no era bienvenido. A medida que crecía, se volvía más feo y soportaba los desprecios. A la mañana siguiente, el patito abandonó la granja.

Triste y aislado, el patito caminó por el bosque hasta llegar a una granja. El patito pensó que había encontrado el amor cuando una anciana granjera le dio de comer y de beber. Al cabo de unos días, comprendió que la anciana era malvada y pretendía engordarlo para un segundo plato. El patito huyó.
El invierno trajo frío, hambre y cazadores para el patito feo. Pobrecito. Hasta abril, sobrevivió. Los días se volvieron más cálidos y luminosos. El patito revivió.
Se fijó en los pájaros más hermosos de la historia mientras cruzaba un estanque. Cisnes. Elegantes, delicados y bailando sobre el agua. Aún tímido por su físico y su torpeza, el patito se acercó a uno de ellos y le rogó para el también bañarse.
Un cisne respondió:
¡Naturalmente! Eres de los nuestros.
Le dijo al patito:
¿Cómo voy a ser uno de ustedes? Soy más feo y torpe que tú. Tus plumas brillan a la luz.
Ellos le preguntaron:
– Mira tu reflejo en el estanque para darte cuenta de que no estamos mintiendo.

El patito se miró en el reflejo del estanque y, cuando vió, se quedó sin palabras. Había crecido hasta convertirse en un bellísimo cisne. Y en ese mismo instante cayó en cuenta de que nunca había sido un patito feo. El no era un patito feo, era un cisne. El nuevo cisne acabó uniéndose a los demás y todos vivieron felices para siempre.
FIN
FIN
©Versión de Ross Durango / Lic. en español Y literatura
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